
Algunos le encuentran explicación en la envidia, otros en el pesimismo, muchos en la propia cultura española con tendencia al inmovilismo y el miedo social para afrontar riesgos o asumir cambios, y algunos quieren encontrar su argumentación en cierta endogamia y amiguismo dentro del sistema público y político que presupone que los logros siempre van acompañados de ayudas externas cuestionables, y no del propio esfuerzo y talento del individuo.
Yo no podría afirmar nada en claro sobre la explicación, no sé si se corresponde con alguna de estas razones o es una combinación de todas ellas, pero si tengo clara una cosa, cambiar el mundo que nos rodea depende sobre todo de nosotros mismos.
Me encantaría poder decir algún día que vivo en una sociedad donde el reconocimiento al trabajo bien hecho y el éxito profesional o empresarial haya destronado a la envidia, donde la crítica solo se entienda si es constructiva o donde el sistema se vislumbre limpio y transparente ante la ciudadanía. Nos falta mucho por recorrer, pero me gusta pensar que los pasos que demos cada uno de nosotros en nuestra vida y promoviendo estas buenas prácticas entre el mundo que nos rodea, contribuirán en mucho a este objetivo, mucho mas de lo que piensan aquellos a quién no les interesa que este concepto cambie.

¡¡Felicidades y que el 2016 lo sigáis intentando... y ojalá lo consigáis!!
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